[ ^ ]

Pastores de Cristo

UNA PUBLICACIÓN DE ESPIRITUALIDAD PARA SACERDOTES

1998 - Ejemplar 3

INDICE


El Pastor Principal del Rebaño

Cristo y el Mundo

"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, que no es pastor, ni dueño de las ovejas, huye ante el lobo abandonándolas, el lobo las agarra y las dispersa, porque no es más que un asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor: conozco las mías y las mías me conocen a mí. Así como me conoce el Padre, también yo conozco al Padre, y yo doy mi vida por mis ovejas." (Jn 10:11-15)1.

Sí, el Buen Pastor ha entregado su vida por nosotros. Por medio de su muerte cruel y su gloriosa resurrección, Jesús nos ha dado una nueva vida. De hecho ha establecido un nuevo orden del mundo. El ha atraído todas las cosas a Sí mismo. San Pablo habla elocuentemente, en lo que a esto concierne, en su carta a los Colosenses:

El es la imagen del Dios que no se puede ver,
el Primogénito de toda la creación,
ya que en él fueron hechas todas las cosas;
las del cielo y las de la tierra;
lo visible y también lo invisible.
Gobiernos, Autoridades, Poderes y Fuerzas sobrenaturales.
Todo fue hecho por medio de él y para él.
El existe antes que todas las cosas y todo se mantiene en él.
Y él es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, la Iglesia,
El es el principio,
y renació antes que nadie de entre los muertos
para tener en todo el primer lugar,
porque así quiso Dios que la Plenitud permaneciera en él.
Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe,
y por él, por su sangre derramada en la cruz,
Dios establece la paz
tanto sobre la tierra como en el cielo
(Col. 1,15-20).

Sí, Cristo al hacerse carne ha unido todo a El mismo, no sólo la familia humana, sino todo el orden del mundo. La actitud cristiana hacia los valores auténticamente humanos debiera ser por tanto obvia. El o ella debieran amar el mundo redimido por Cristo más de lo que le ama el no-creyente. El cristiano debiera ser el primero en amar todos los auténticos valores humanos. El cristiano debiera ser el primero en promover estos valores. Obviamente, el progreso auténtico de estos valores sólo puede existir de acuerdo al designio de Cristo, por más oculto que a veces parezca estar.

Sí, el cristiano debiera ser el primero en estar deseando sufrir por el progreso auténtico de la raza humana y del orden total del mundo. Y, ¿por qué? Volvemos a insistir Ðporque todo pertenece a Cristo.

El cristiano debería lamentar el que no todo es bueno en el orden temporal. El o ella deberían estar altamente disconformes de que haya tanta violencia, asesinatos, injusticia social, pasión de poder, venta de drogas, búsqueda del hedonismo, ruptura afectiva con Dios. Estos y otros males oscurecen tristemente el nombre y la imagen de Jesús, esa imagen que El imprimió en el mundo a través de su vida, muerte, y resurrección. El cristiano debería lamentar que el rostro cósmico de Cristo es así tan a menudo cubierto por el lastre pecaminoso de la vida diaria.

Sin embargo, en la vida diaria, en el orden temporal, no todo es malo. Más bien, es básicamente bueno procedente de la bondad creadora de Dios. Esta básica bondad y belleza han sido intensificadas por el esplendor del esfuerzo redentor de Jesús. Hay muchas cosas buenas en muchos corazones humanos, y esta bondad se manifiesta a sí misma en infinidad de formas.

El cristiano, lamentando el mal del mundo, pero alegrándose por su bondad y posibilidad de un mayor bien, tiene que sentirse inspirado a la acción. El o ella debieran amar profundamente al mundo porque pertenece a Cristo. El o ella debieran amar profundamente a la gente que habita este mundo, porque han sido redimidos por la Sangre sagrada de Jesús, y son tan valiosos y queridos a los ojos de nuestro Salvador, y hasta tal grado que nunca podremos llegar a comprender totalmente.

El amor del cristiano por la familia humana y el mundo que la rodea tiene que ser un amor operativo y eficaz. Impregnado con este amor, una persona tiene que estar deseando, llevarlo a cabo, y casos límites, morir por la causa de Cristo. Cualquiera que sea el estado de vida de uno -bien sea un activista social o un contemplativo enclaustrado- este es el privilegio y la responsabilidad del cristiano. El cristiano no puede estar entregado al amor de Jesús sin estarlo simultáneamente al amor de su prójimo y al entero orden del mundo dado por Dios.

Si el cristiano está para promover el bien del orden del mundo, uno debe sentirse libre para ello. Cuanto más libre se sienta, más puede ayudar a promover el progreso crístico del mundo. Debemos ser tan libres como para usar, o no usar, las cosas de este mundo, dependiendo de lo que la voluntad de Dios nos invita a hacer. En realidad, aquel que se involucra en los asuntos del mundo de acuerdo a la voluntad de Dios es quien ayuda a promover el auténtico progreso del mundo.

Aquí siguen varios pensamientos referidos a Cristo, el cristiano, y el mundo.


Nuestra vida en Cristo

Estoy unida sólo a Ti, Jesús.
A tus brazos corro y en ellos me escondo.
Quiero amarte como un niño pequeño.
Quiero luchar como un valiente gladiador.
Como un niño rebosante de pequeñas atenciones,
Señor, quiero llenarte de caricias y besos,
Y en la ocupación de mi apostolado,
Me entrego a mí misma a la lucha como un gladiador! ...
Tu corazón que conserva y reaviva la inocencia
No traicionará mi confianza!
En Ti, Señor, descansa mi esperanza.
Después de este destierro iré a verte al Cielo...
Cuando se levanta la tormenta en mi corazón,
Elevo mi mirada a Ti, Jesús.
En tu mirada compasiva,
Leo: "Hija, para ti he hecho los Cielos".
Sé muy bien, que mis gritos y mis lágrimas
Están ante ti, todos radiantes de fascinación,
Los serafines en el Cielo forman tu corte,
Y aún así todavía ansías mi amor!...
Tú quieres mi corazón, Jesús, y yo te lo doy.
Someto todos mis deseos a ti,
Y a todos los que amo, oh Esposo mío, Rey mío,
Desde ahora en adelante sólo quiero amarles a través de tí.4


La voluntad de Dios es la fortaleza de nuestras voluntades

Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia, nos da estas inspiradoras palabras sobre la voluntad humana:

Sé muy bien, Dios eterno;
Sé muy bien, Dios eterno, altísima eterna Trinidad,
que tú me ves y me conoces.
He visto esto con tu iluminación...
Veo también
que tú veías en nosotros esa ley perversa
que siempre está a punto de rebelarse contra tu voluntad,
y veíasque muy a menudo nosotros seguiríamos esa ley (cf. Rom. 7,22-23).
Veo en verdad
que tú veías la debilidad de esta nuestra naturaleza humana,
cuán débil y frágil y pobre es.
Por eso,
proveedor supremo
que has provisto para tu criatura de todo,
y el mejor de los guías
que nos has dado ayuda en cada necesidad
-por eso es por lo que tú nos das
la robusta fortificación de nuestra voluntad
como un socio de apoyo para esta debilidad de nuestra carne.
Porque nuestra voluntad es tan fuerte
que ni el demonio ni otra criatura alguna
pueden conquistarla
a no ser que nosotros lo elijamos así
-salvo por elección libre,
en cuya mano esta fortaleza ha sido puesta,
consienta en ello.
Oh bondad infinita!
¿Dónde está la fuente de tal fuerza
en la voluntad de tu criatura?
En ti,
fuerza suprema y eterna!
Así veo
que nuestra voluntad comparte la fuerza de la tuya,
porque procedente de tu voluntad
tú nos das la nuestra.6


El Espíritu Santo en nuestras vidas

El Arzobispo Luis M. Martínez nos dice: El Director auténtico de las almas, el Maestro íntimo, el alma de la vida espiritual, es el Espíritu Santo. Sin El, como hemos dicho, no hay santidad. La perfección del alma es medida por su docilidad al movimiento del Espíritu, por la prontitud y fidelidad con que sus cuerdas produzcan las notas divinas de la canción de amor. Un alma es perfectamente santa cuando el Espíritu de amor ha tomado total posesión de ella, cuando el Artista divino no encuentra resistencia o disonancia en las cuerdas de esa lira viva, sino sólo fuerza celestial que viene de ella, transparente, entusiasta, y deliciosamente armonizada."7


María y el sacerdote

El Padre Arthur Culkins, un contemporáneo estudioso de María, nos ofrece estas palabras sobre María y el sacerdote: "Si cada cristiano debiera verse a sí mismo en el Apóstol San Juan, confiado a María como su hijo o hija, mucho más debieran los sacerdotes reconocerse a sí mismos como hijos de María, como el sujeto de un 'doble' compromiso porque ellos son sucesores de Juan por título doble: como discípulos y como sacerdotes. Esto es bellamente dicho con candidez por nuestro Santo Padre en su 'Carta a los Sacerdotes en el Jueves Santo' de 1988: 'Si Juan al pie de la cruz representa de alguna manera a todo hombre y mujer a quien se ha extendido espiritualmente la maternidad de la Madre de Dios, mucho más esto se refiere a cada uno de nosotros, que somos llamados sacramentalmente al ministerio sacerdotal de la Eucaristía en la Iglesia!'...

"Aunque Jesús ya había confiado a cada sacerdote a su Madre desde lo alto de la cruz y el Papa lo ha hecho incluso cientos de veces, es todavía necesario para el sacerdote que lo haga él mismo al experimentar auténticamente el poder y la protección de la Madre de Dios como su Hijo divino lo pretende. Los sacerdotes que han hecho así conocen la diferencia que ha marcado en ellos."8


La Eucaristía


Reflexión sobre la Escritura

La Necesidad de la Humildad.

Humíllense delante del Señor y él los levantará (Stgo. 4,10).

Humildad es llegar a entender que soy una criatura de Dios, y tratar de vivir esta verdad en la existencia diaria.

Humildad no es un proceso de desvalorización personal. No es un decirme a mí mismo que valgo poco y tengo poco que aportar. La humildad me invita a mirar a mis cosas buenas y a mis cosas malas. La humildad me invita también a responder con actitudes y acciones apropiadas.

Ya que la humildad se basa en la verdad, nunca puede exigir que yo niegue mis dones personales. Si no los reconozco adecuadamente, no se los agradeceré a Dios adecuadamente, y no me sentiré en la posición más ventajosa para el uso y desarrollo adecuado de mis talentos. Debería, pues, reconocer todo lo bueno de mí mismo, y darme cuenta al mismo tiempo de la fuente de todo bien, Dios mismo.

Si soy humilde, miraré también a lo que hay en mí de malo. Admitiré mis actitudes y acciones no cristianas. Y muy importante, tomaré también las medidas necesarias para mejorar la situación.

La humildad también me capacitará para mirar realísticamente la vida en la condición humana. Ser humilde -entendiendo mi ser de criatura- significa que me doy cuenta que precisamente porque soy humano experimentaré el sufrimiento. Precisamente porque estoy expuesto a la condición humana no sólo en sus aspectos agradables, sino también en su dimensión de pecado, sufrimiento, y angustia, sufriré y algunas veces a causa del mal de otros. La humildad me permite aceptar esto sin amargura, la humildad me permite reaccionar adecuadamente.

La humildad también me ayuda a entender y a subrayar el hecho de que soy una criatura social -persona puesta por Dios para ayudar a los demás, y en respuesta, persona puesta para ayudarme a mí misma. Si soy orgulloso, tiendo a valorarme por mí mismo, tiendo a estar encerrado en mis propias preocupaciones, y no atento a las necesidades de mis hermanos y hermanas en la familia humana. Tiendo a estar cerrado en mí mismo, bloqueado a la sensibilidad y ayuda que otros pudieran ofrecerme, pensando que soy lo suficientemente fuerte, y por otra parte suficientemente capaz para tener cuidado de mí mismo.

La humildad me ayuda también a aceptar mi ser fundamental. Dios me ha creado con ciertos talentos, con un temperamento básico. La humildad me urge a aceptar lo que el mismo Dios ha pretendido, mientras, por supuesto, me encuentro luchando por desarrollarme, por mejorarme y madurar.

La humildad igualmente me ayuda a aceptar la situación de mi vida presente -hasta el punto de que puedo determinar que éste es el designio de Dios aquí-y-ahora. Si no soy profundamente humilde, puedo calladamente y de manera imperceptible resistirme a la realidad presente. Insatisfecho con mi situación presente, eludo responder adecuadamente, desaprovechando las oportunidades presentes, mientras incansablemente me quejo de que la situación presente no está cambiando lo suficiente, de que está impidiendo actuar a una persona en potencia siendo desaprovechada en la realización de acciones tan prosaicas.

No creo que consideremos la humildad con toda verdad y de manera constante en sus varios aspectos. Este hecho, sin embargo, no nos dispensa de su necesidad. Simplemente nos adelanta que tenemos que esforzarnos por ser más conscientes del papel de la humildad en la vida cristiana. De otra manera nunca llegaremos a ser cristianos suficientemente maduros y convencidos, cristianos seguros con la fuerza de Dios precisamente porque somos humildes. En nuestro esfuerzo por crecer en humildad, fijemos nuestra mirada en Jesús: "Carguen con mi yugo y aprendan de mí que soy paciente de corazón y humilde, y encontrarán alivio. Pues mi yugo es bueno y mi carga liviana" (Mt.11,29)


La oración

El Padre Juan Wright, S.J., nos dice: "Se dice con frecuencia que la oración de los principiantes es más activa y que a medida que el tiempo avanza y la oración madura se hace más pasiva. Pero me parece que tenemos que distinguir aquí nuestras actitudes y conocimiento de nuestras actuales actividades y procesos. Inicialmente, nuestra actitud es más activa que pasiva. Somos más conscientes del hacer y actuar que del recibir. Estamos más atentos a lo que hacemos por el camino de respuesta que por lo que Dios hace en su iniciativa. Esto cambia gradualmente, de manera que nos hacemos más y más conscientes de su acción en nosotros, iluminando, inspirando, fortaleciendo, animando y,... etc...etc... Esto significa, por supuesto, que nuestra actitud se hace más pasiva. Pero nuestra real actividad no disminuye. Hay en realidad una mayor dependencia de la acción de Dios, y lo que hacemos es hecho de manera más libre, más simple, más intensa y espontanea. Nuestra atención, pues, está más en Dios que en nosotros mismos, pero en realidad somos más activos en el sentido auténtico. Porque vemos más claramente, creemos más profundamente, amamos más limpiamente, nos regocijamos más desinteresadamente..."11


La psicoterapia y el amor compasivo de Dios

Patrick J. McDonald, M.S.W, un psicoterapeuta, nos habla de cómo él ha descubierto el valor terapéutico del amor compasivo de Dios: "Yo he estado relacionado con la profesión de la salud mental durante treinta años. Mis intensos esfuerzos para sanar se han orientado hacia encuentros sinceros y directos con la gente, y eso mantiene mi trabajo tan lleno de actividad y animado como cuando comencé la primera vez.

"En mi primera etapa, gasté una cantidad enorme de tiempo estudiando a los maestros en la materia en un esfuerzo por absorber sus casi mágicas técnicas de curar. Parecían poseer una especial cualidad que promovía resultados espectaculares donde una persona menos experimentada no conseguiría nada. A causa de su carisma personal, sus explicaciones de lo que sucedía en el encuentro terapéutico eran convincentes. Era fácil simpatizar con su poder, presencia y competencia.

"Después de emplear años explorando la rica variedad de técnicas en el cada vez más extendido campo de la psicoterapia, comencé a darme cuenta de que los maestros hacían su trabajo técnico principalmente porque ellos creen en su eficacia. Su técnica reflejaba lo que son sus personas, valores, preferencias, y sus puntos desconocidos así como su carisma. La estructura, la evidencia teórica, y el marco de trabajo conceptual de sus técnicas se convirtieron en modos convincentes para explicar lo que tomó forma en su trabajo con sus clientes. Incluso entonces, algunas explicaciones permanecieron en el nivel de la pura mitología.

"La fascinación por las técnicas comenzó a evaporarse muy rápidamente a medida que yo pasaba por varias etapas de mi propia vida. Mi edad intermedia me llevó a una más honesta posición conmigo mismo. La muerte de mis dos padres engendró una compasión por las pérdidas de los demás. Una espiritualidad profunda de cara a la pérdida me llevó a encontrarme cara a cara con el Dios compasivo. Cada uno de estos laboriosos asuntos me empujó al duro trabajo de tener que enfrentarme a mí mismo, una tarea inherentemente menos deseable que absorber las técnicas de los demás.

"Ahora conservo las técnicas en el lugar de la preparación y el entrenamiento al que pertenecen. Tienen su valor, por su puesto, pero sólo como parte del disciplinado esfuerzo para poner al cliente en contacto con el mismo amor misericordioso de Dios que me mueve a mí. En la mejor de las circunstancias, mi persona se convierte en un signo concreto de la realidad del amor de Dios para esos que están listos para explorarlo.

"Una firme creencia de que Dios es el sanador en todas las circunstancias me ha invitado a entrar a tomar control de la energía que revela el poder de la sanación divina. La sanación ha consistido casi por completo en un trabajo de amor sin esfuerzo. Por consiguiente, mi práctica de la psicoterapia es ahora mucho más reconfortante que cuando al principio comencé los estudios profundos del desarrollo humano."12


La necesidad de ser amado

Jean Vanier, fundador de las comunidades 'El Arca', nos dice: "Por veinticinco años he tenido el privilegio de vivir con hombres y mujeres con incapacidades. He descubierto que aunque una persona pueda tener serios daños en su cerebro, eso no es la fuente de dolor más grande. El dolor mayor viene del rechazo, el sentimiento que realmente nadie quiere 'tal como es'. El sentimiento que tú has visto como feo, sucio, pesado, sin valor. Ese es el dolor que yo he descubierto en los corazones de nuestra gente...

"Mi experiencia ha mostrado que cuando aceptamos a la gente de este mundo de angustia, desesperación y depresión, y cuando gradualmente descubren que son queridos y amados tal como son, y que tienen un lugar, entonces somos testigos de una transformación real -incluso diría 'resurrección'. Su cuerpo tenso, enojado, temeroso, deprimido, gradualmente se convierte en cuerpo relajado, pacífico y confiado. Esto se ve a través de la expresión de la cara y a través de todo su porte exterior. Cuando descubran un sentido de pertenencia, que ellos son parte de una familia, entonces comenzará a resurgir el deseo de vivir."13


La experiencia del fracaso

Uno de los sufrimientos más dolorosos que experimentamos en la condición humana es el fracaso. El sufrimiento es a menudo exagerado porque lo identificamos con la situación. Hemos unido exageradamente nuestro ser con la acción o cualquier otra cosa que ha provocado el fracaso. Tendemos a pensar, por ejemplo, que porque nosotros hemos fallado en un trabajo particular, hemos fallado como seres humanos. Sin embargo, por más que nos podamos haber envuelto nosotros mismos en el trabajo, nosotros no somos el trabajo mismo. Esto no es decir que siempre estemos sin culpa. Puede que seamos considerablemente culpables en lo que al fracaso se refiere. Por otra parte, puede que básicamente estemos sin culpabilidad. Cualquiera que sea el caso, tenemos que luchar para no identificarnos con la situación. Ello sólo aumenta el dolor, y de manera innecesaria.

Aunque escapemos de los sufrimientos innecesarios de habernos identificado con el fracaso, hay otros sufrimientos involucrados. Es muy obvio que existe la pena misma del fracaso. Existe el dolor de reagruparse, de comenzar de nuevo, de enfrentarse al resto de la vida. Esto no es fácil. Pero la pena a la que nos referimos es menor que esa que resulta de permanecer enfangado en el fracaso, permitiéndole arrebatarnos parte de la alegría que debiera ser nuestra. Ha habido, hay, y habrá fallos de muy diferentes clases y grados en nuestras vidas. En compañía de nuestro amigo, Jesús, el gran consolador, aceptemos el sufrimiento que conllevan, aprendamos de ello, y continuemos el viaje espiritual como seres humanos un poco más inteligentes.


Acto de consagración

Señor Jesús, Pastor Principal del Rebaño, consagro mi vida sacerdotal a tu Corazón, traspasado en el Calvario por nuestro amor. De tu Corazón traspasado nació la Iglesia, la Iglesia a la que me has llamado, como sacerdote, para servir de la manera más selecta. Revelas tu Corazón como el símbolo de tu amor en todos sus aspectos, incluyendo el más delicado amor por mí, a quien has elegido como tu sacerdote-compañero. Ayúdame siempre para entregar mi vida en servicio a Dios y al prójimo. Corazón de Jesús yo pongo en Ti mi confianza!

Bienaventurada Virgen María, me consagro a tu maternal e Inmaculado Corazón, este Corazón que es el símbolo de tu vida de amor. Tú eres la Madre de mi Salvador. Tú eres también mi Madre. Tú me quieres con el más selecto amor como si fuese tu único hijo-sacerdote. Y en respuesta, me entrego enteramente a tu amor y protección maternal. Tú seguiste a Jesús a la perfección. Tú eres el primer y perfecto discípulo. Enséñame a imitarte en la forma de presentar a Cristo. Sé mi maternal intercesora para que a través de tu Corazón Inmaculado yo pueda ser guiado a una unión cada vez más cercana al traspasado Corazón de Jesús, Primer Pastor del Rebaño, que me conduce al Padre en el Espíritu Santo.


Una oración por los sacerdotes Cartas

Muchos laicos rezan por nosotros, y de manera organizada. ¿No es justo que también nosotros recemos por todos nuestros hermanos en el sacerdocio, y de manera regular? Aquí sigue una oración que nos puede ayudar en este intento.

"Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño, te rogamos que por el inmenso amor y misericordia de tu Sagrado Corazón, atiendas todas las necesidades de tus sacerdotes, pastores del mundo entero. Te pedimos que retomes en tu Corazón todos aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino, que enciendas de nuevo el deseo de santidad en los corazones de aquellos sacerdotes que han caído en la tibieza, y que continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes el deseo de una mayor santidad. Unidos a tu Corazón y el Corazón de María, te pedimos que envíes esta petición a tu Padre celestial, en la unidad del Espíritu Santo. Amén."

Esta oración ha sido tomada del Manual de Oraciones de los Asociados de Pastores de Cristo, una rama de los Ministerios de Pastores de Cristo. Los asociados son miembros de los grupos de oración que se reúnen regularmente a orar por las necesidades de toda la familia humana, pero especialmente por los sacerdotes. Si le interesa una o varias copias de este manual de oración, y más aún, si le gustaría recibir información de cómo comenzar un grupo de Pastores de Cristo, póngase en contacto con nosotros en la siguiente dirección:

Shepherds of Christ, P.O. Box 193, Morrow, Ohio 45152-0193
Teléfono (llamada gratis): 1-800-211-3041
Fax: 1-513-932-6791


Cartas

Querido P. Carter:
Un sacerdote amigo mío me ha presentado su excelente publicación de Pastores de Cristo.
Me encantaría que me incluyese en su lista de direcciones para recibirla por Correo.
Con una bendición para cada uno de sus especializados trabajos,

Sinceramente suyo,
Rvdo. Daniel Barr
Lifford, Ireland


Querido P. Carter:
Conseguí su publicación, Pastores de Cristo, a través de un amigo Jesuíta en Kampala. Ha sido una fuente de inspiración no sólo para mí, sino también para esos con quien la he compartido. Apreciaría mucho si Vd. pudiera proporcionarme algunos de los ejemplares publicados.

Que Dios le bendiga,
Suyo,
P. Michael Canuroma Opoki
Awasa, Ethiopia


Querido P. Carter:
Que el Señor le bendiga por su amabilidad en enviarme el ejemplar n¡ 2 de su publicación para sacerdotes.
Me encanta recibir esas copias de su carta. Los sacerdotes a quienes se las distribuyo quieren agradecérselo también ya que encuentran en sus cartas una útil guía espiritual. Incluso los seminaristas están agradecidos a su amabilidad. Todos tenemos que agradecérselo con nuestra oración, especialmente en misa.
Por favor, nuestro agradecimiento también a los Asociados de Pastores de Cristo por sus oraciones y por su buen trabajo. Voy a ofrecer una misa por todas sus intenciones, Que el Señor les bendiga a todos.

Sinceramente en Cristo,
Rvdo. Joseph, M. Galdes, S.J.
Victoria, Gozo-Malta


NOTAS:

  1. Las citas bíblicas son tomadas de La Nueva Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas (Madrid) y Verbo Divino (Estella, Navarra).
  2. Los Documentos del Vaticano II, "La Constitución Pastoral sobre la Iglesia y el Mundo Moderno", America Press Edition, Núm. 38.
  3. La Enseñanzas del Papa Pablo VI, Libreria Editrice Vaticana, pág. 125.
  4. Santa Teresa de Lisieux, Poema 36, tomado de La Vida Espiritual, Spring 1998.
  5. Edward Leen, C.S.Sp., A semejanza de Cristo, Sheed and Ward, pág. 240.
  6. De las Oraciones de Santa Catalina de Siena, traducidas por Suzanne Noffke, Paulist Press, tal como se encontraron en Catalina de Siena, editadas por Mary O' Driscoll, O.P., New City Press, Oración 14, pp. 74-76.
  7. Arzobispo Luis M. Martínez, El Santificador, traducido por la Hermana M. Aquinas, O.S.U., Pauline Books and Media, pág. 18.
  8. Arthur Culkins, Soul Magazine, Enero - Febrero, 1995, pág. 30.
  9. David Turaldo, La Revelación del Amor, Pauline Books and Media, pág. 109.
  10. Directorio sobre el Ministerio y Vida de los Sacerdotes, tomado de El Vaticano por dentro, Nov., 1994, Suplemento Especial, Núm. 49.
  11. John Wright, S.J., Una Teología de la Oración Cristiana, Pueblo Pub., pág. 101.
  12. Patrick J. Mc Donald, M.S.W., "El Poder del Amor misericordioso", Human Development, Vol. 19, Núm. 1, 1998, pp. 23-24.
  13. Jean Vanier, De la Ruptura a la Comunidad, Paulist Press, pp. 13 y 15.

Masthead

website: http://www.SofC.org
E-Mail: info@SofC.org

1998, EJEMPLAR NÚM. 3
Pastores de Cristo

Los Ministerios de Pastores de Cristo
P.O. Box 193
Morrow, Ohio 45152-0193
U.S.A.

Pastores de Cristo, una publicación de espiritualidad para sacerdotes, se edita cada dos meses por Shepeherds of Christ Ministries, P.O. Box 193, Morrow, Ohio 45152-0193, USA. Como su distribución es gratis para todos los sacerdotes de los Estados Unidos, y se está extendiendo internacionalmente, sus donaciones son muy importantes para nosotros. Sugerencias y comentarios son bienvenidos, así como los cambios de dirección y direcciones de los [sacerdotes] recién ordenados. El permiso de reproducción está garantizado para uso no-comercial. Editor P. Edward Carter S.J., Profesor de Teología en la Universidad Javier en Cincinnati, Ohio, USA, es el Director Espiritual para Shepherds of Christ Ministries. Presidente de la junta de Directores es John Weickert. Presentación del Buen Pastor por el Hermano Jerome Pryor J.S. Arreglos y diseños gráficos por Cathy Ring. También dedicado al progreso espiritual de los sacerdotes está funcionando una red de conexión mundial de grupos de oración para laicos/religiosos, Asociados a Pastores de Cristo, oficina principal en 2919 Shawhan Road, Morrow, Ohio 45152, USA telefono 513-932-4451, fax 513-932-6791.


[Cartas de Espiritualidad (indice)^ || Español ^^


SofC LogoCopyright © 1998 Shepherds of Christ.
Rights for non-commercial reproduction granted:
May be copied in its entirety, but neither re-typed nor edited.
URL: http://www.SofC.org