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El Pastor Principal del Rebaño
"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, que no es pastor, ni dueño de las ovejas, huye ante el lobo abandonándolas, el lobo las agarra y las dispersa, porque no es más que un asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor: conozco las mías y las mías me conocen a mí. Así como me conoce el Padre, también yo conozco al Padre, y yo doy mi vida por mis ovejas." (Jn 10:11-15)1.
Sí, el Buen Pastor ha dado todo por nosotros. Ha conquistado una vida nueva para nosotros con su propia vida, con su sufrimiento brutal y agonizante y con su muerte en la cruz, y con su gloriosa resurrección. A través del sacramento de las Ordenes Sagradas, Jesús ha provisto a su Iglesia de sacerdotes que desempeñan un papel clave en la distribución de esta vida que Jesús ha venido a darnos cada vez más abundantemente. Aquí siguen algunos pensamientos sobre el sacerdocio.
"Muy a menudo conocemos cosas a cerca del entorno de Cristo puede ser mejor conocido que el entorno de Napoleón, de Alejandro Magno, de J. F. Kennedy pero únicamente conocemos cosas de él y él no es conocido. Se pueden decir muchas cosas y podemos valorarlas mucho y puede surgir un compromiso grande de dedicación a partir del conocimiento de la vida de alguien. Pero una relación de amistad personal no puede ser construida sobre el mero conocimiento del otro. Conocimiento a cerca de una persona y conocer a una persona difieren no sólo en el orden del conocimiento sino en el orden de la experiencia. Uno puede haber estudiado toda expresión posible y pensable de la realidad "amistad", y puede conocer tanto cuanto hay para conocer sobre la amistad, pero si esta persona nunca ha tenido un amigo, entonces tenemos que decir que no conoce la amistad.
"Puede ser de provecho hacernos aquí la pregunta: ¿Enfatiza hoy la formación sacerdotal, si no en teoría al menos en práctica, el conocimiento a cerca de Cristo o el conocimiento de Cristo?
"Un sacerdote es un hombre al que Cristo se ofrece como al otro en respuesta para que encuentre su propia identidad. Un sacerdote está llamado a conocer a Cristo, y éste crucificado. Y este conocimiento lleva al amor, y este amor a la unión y esta unión a la identificación
La crisis de identidad en la hermandad del sacerdote sólo se puede afrontar estableciendo la base de la identidad individual con convicción intelectual plena en la identidad de Cristo. Esta es la paradoja cristiana perderse a sí mismo para encontrarse- de la que el sacerdote es testigo, no por lo que hace, sino por lo que es. Es el completo abandono en manos de la fe. Pero muy a menudo la reacción de una persona es la de un hombre ahogándose, agarrándose desesperadamente al cuello del que sería su salvador. Cuanto más fuertemente se agarra a lo que tiene más inmediato a mano, más cierta se presenta su propia destrucción.
"Para el sacerdote, la dinámica de ser él mismo, logrando y llegando a entender su propia identidad, descansa en la profundidad y la intensidad de su relación de amistad personal con Cristo como una persona cuya dinámica, su presencia real y vital es experimentada y entendida en su vida diaria."4
"Tenemos que subrayar algunas implicaciones de este principio. El sacerdote no saca la inspiración para su celo pastoral de sus propios sentimientos, de su deseo personal de crear un mundo mejor. El es pastor por la fuerza de la intención pastoral de Dios y específicamente representa a Cristo el pastor. Consiguientemente, es llamado a completar su misión pastoral de acuerdo no a sus propias ideas y sus personales ambiciones, sino de acuerdo al plan de Dios y al designio de salvación diseñado por el Padre y llevado a cabo por Cristo. Como el mismo Jesús, el sacerdote está al servicio del Padre."6
"En una sociedad que nunca antes ha sido tan sensible a la comunicación por medio de signos e imágenes, el sacerdote tiene que prestar cuidadosa atención a todo lo que puede resaltar el decoro y la santidad de la celebración eucarística. Es importante que en este tipo de celebración se le preste la debida atención a la limpieza y a lo adecuado del lugar, a la estructura del altar y del sagrario, a la dignidad de los vasos sagrados, los ornamentos, los himnos, la música, el silencio necesario, etc. Todos estos son elementos que pueden contribuir a una mejor participación en el Sacrificio Eucarístico. De hecho, una falta de atención a los aspectos simbólicos de la liturgia, incluso más, el descuido y la frialdad, la superficialidad y el desorden debilitan el proceso para robustecer la fe. Esos que celebran inadecuadamente la misa revelan falta de fe y un descuido por educar a los demás en la fe. Sin embargo, la celebración de la Eucaristía con dignidad, constituye la más cualificada catequesis sobre el Sacrificio
"El centro de la Eucaristía debería ser claro no sólo en la celebración digna del Sacrificio, sino también en la adoración adecuada del Sacramento, para que el sacerdote pueda ser el modelo para los creyentes también en la atención devota y en la meditación diligente donde sea posible hacerla ante la presencia de nuestro Señor en el tabernáculo. Es de esperar que los sacerdotes a los que se les ha confiado la guía de comunidades dediquen largos períodos de tiempo para la adoración en común y presten gran atención y honor al Santísimo Sacramento del altar, también fuera de la Santa Misa, por encima de todos los demás ritos y manifestaciones. La fe y el amor por la Eucaristía no permitirán que Cristo quede solo en su presencia en el sagrario. "7
"A través de esta comunión con Cristo el Esposo, el sacerdocio ministerial ha sido también fundado -por Cristo, con Cristo, y en Cristo- en ese misterio del amor transcendente del que el matrimonio entre cristianos es una imagen y participación.
"Llamados al acto de amor sobrenatural, absolutamente gratuito, el sacerdote debiera amar a la Iglesia como Cristo la ha amado, consagrando a ella todas sus energías y dándose a sí mismo con amor pastoral en un acto continuo de generosidad."8
"Estas reflexiones formarán la base para el resto de mi visión de la enfermedad, la vida, la muerte, el sacerdocio, y los otros. Cualquiera podría decir que estos son los lentes a través de los que yo miro el cáncer y toda la experiencia que lo rodea.
"Mi esperanza es que todos los afectados por esta enfermedad pacientes, familias, amigos, y los que están a su cuidado, lleguen a un cierto punto de paz en su propia situación particular. Yo he encontrado esa paz en la voluntad del Padre. Ahí es donde el seminarista y el futuro sacerdote encontrará también él mismo la paz. El Cardenal Cooke se dio cuenta de esto y escogió Fíat Voluntas Tua ("Hágase tu voluntad") como su eslogan episcopal. Para esos abandonados por un tiempo, mi oración es también por vuestra paz."9
Aquí están las reflexiones de un autor sobre la amistad de Jesús con San Juan. Esto nos brinda la ocasión de reflexionar sobre nuestra propia amistad con Jesús. El Padre Jean Galot, S.J. dice refiriéndose a Jesús y a Juan:
"La amistad de Jesús adopta formas diferentes. Su amor por Pedro y Juan parece haber sido notorio en el caso de sus discípulos, pero él los amaba de forma diferente. Su amor por Juan es más tierno, y Juan sería conocido como el discípulo a quien Jesús amaba. Todos los discípulos, por supuesto, eran amados por Jesús, pero las palabras nos muestran que tenía un amor particularmente tierno por Juan, un amor correspondiendo a la natural sensibilidad de Juan. Juan es atraído por Cristo desde el primer momento que le encuentra. Hasta entonces, aparentemente, él había sido un seguidor de Juan el Bautista en su búsqueda por una forma ideal de vida y por un maestro espiritual. No es difícil de entender que tienen que haber sido las maneras amables de Jesús las que inmediatamente le impresionaron de él en contraste con el duro ascetismo del Bautista. Por tanto abandona al profeta austero que amenaza a la gente con la ira divina para seguir al Cordero de Dios que ha venido a borrar los pecados del mundo. El siente una especial necesidad de afecto y se entrega a un Maestro cuya predicación está manifiestamente inspirada en la compasión por las muchedumbres y cuyas curaciones milagrosas muestran que él es constantemente guiado por la bondad. Consiguientemente Juan es el discípulo que se hace el más íntimo de los seguidores de Jesús, en el sentido de que él es el más cercano y más sensible a todas las manifestaciones de su amistad. Junto con Pedro y Santiago él es testigo de la Transfiguración en el Tabor y de la agonía en el huerto de Getsemaní. Pero sobre todo él tuvo la inmensa fortuna de reclinar su cabeza sobre el pecho de Cristo en la Ultima Cena. El corazón físico de Jesús tiene un significado muy especial para él, y se abandona completamente a él para poderle hablar. Esta acción marca la culminación de su amistad y expresa la medida plena de su amor; está también destinado a permanecer como constante símbolo de su amor, por lo que Juan será llamado el discípulo que se reclinó sobre el pecho del Señor. En el Calvario toma su lugar al pie de la cruz junto con la mujer, la madre de Jesús, y Cristo se la confía a él como a la persona más querida en este mundo. Da al discípulo más querido el don más tierno. La amistad que Juan ha formado con el Hijo estaba destinada a ser continuada con su madre en la misma atmósfera de afecto tierno. En el Calvario Juan también está destinado a ser testigo de algo que va marcarle con una profunda impresión, él presencia cómo el costado de Jesús es atravesado por la lanza del soldado. La lanza por supuesto sólo atraviesa un cuerpo ya muerto, pero alcanza el corazón humano sobre el que el apóstol amado había estado reclinado en una comunicación de amor hacía menos de veinticuatro horas. Lo mismo que el don de su corazón en la noche anterior había sido el símbolo de su mayor amistad por él, ahora el costado atravesado aparece a Juan como el símbolo de un amor que ha sufrido hasta el amargo final. Este espectáculo sirve para unirle a Cristo más que nunca y pone el sello, por así decirlo, a su amistad.
Juan es el primero de los apóstoles en llegar a la tumba en la mañana de Pascua. El también es el primero en reconocer al Señor en la orilla del mar de Tiberíades, porque su amor es más tierno y más intuitivo. Finalmente, Cristo promete a Juan que su cabeza será una prolongación de su amistad. El cabeza de los apóstoles está destinado a sufrir el martirio, pero Juan sólo tendrá que permanecer aquí hasta que el Señor vuelva. Su muerte recordará su íntima amistad en la Última Cena; Cristo simplemente llegará y permitirá que la cabeza del apóstol descanse sobre su pecho. Esta es la expresión bella usada a menudo para describir una muerte cristiana, "ir a dormir en el Señor", y es especialmente aplicable en el caso de Juan, ya que él aprendió muy bien a conocer el significado de ese descanso."10
El Papa Juan Pablo II nos dice: "La Iglesia profesa la compasión de Dios, la Iglesia lo vive a través de toda su amplia experiencia de fe y también en su enseñanza, contemplando constantemente a Cristo, concentrándose en él, en su vida y en su Evangelio, en su cruz y resurrección, en todo su misterio. Todo lo que forma la visión de Cristo en la vivencia de fe de la Iglesia y en su enseñanza nos acerca más a la visión del Padre en la santidad de su misericordia. La Iglesia parece profesar de una manera especial la misericordia de Dios y venerarla cuando se dirige a sí misma al corazón de Cristo. De hecho, es precisamente acercándose a Cristo en el misterio de su corazón como nos hacemos capaces de llegar a este punto un punto en sentido central y también más accesible al nivel humano- de la revelación del amor misericordioso del Padre, una revelación que constituía el contenido central de la misión mesiánica del Hijo del Hombre"11
Cristo Resucitado ha enviado el Espíritu Santo para santificar el mundo:
En verdad, les conviene que yo me vaya,
porque si no me voy,
el Defensor no vendrá a ustedes.
Pero si me voy se lo mandaré. (Jn 16,7)
La tarea del Espíritu Santo es imprimir el misterio de Cristo con intensidad nueva en toda la creación. El Espíritu nos guía a la plena comunión con el Padre a través de Cristo.
Mientras se desarrolla este proceso, el Espíritu Santo concentra su acción en la Iglesia.
La Iglesia se desarrolla asimilando progresivamente y cada vez con más perfección el misterio de Cristo. El Espíritu Santo es quien guía este proceso. El es el alma de la Iglesia. El constantemente trabaja para unificar los diversos elementos de la Iglesia para que así esté constantemente formándose más de acuerdo a la Imagen de Cristo.
El Espíritu Santo como Santificador no sólo guía la Iglesia entera, sino que también guía a cada miembro de la Iglesia. Se afana por profundizar la imagen de Cristo que ha sido indeleblemente impresa en el cristiano a través del Bautismo y la Confirmación. Trabaja para guiar al cristiano de tal manera que su actividad se asemeje cada vez más a la de Cristo. A este respecto advertimos la distinción bíblica entre lo que es vivir de acuerdo al Espíritu y lo que es vivir de acuerdo a la carne. Vivir de acuerdo a la carne no se refiere sólo a los pecados contra la castidad, se refiere a todo lo que en la vida de una persona no está conforme al Espíritu. Por tanto, someterse al orgullo intelectual, algo espiritual, sería vivir de acuerdo a la carne.
Por otra parte, vivir de acuerdo al Espíritu puede incluir la más intensa preocupación por la creación material. Esto es actuar a semejanza de Cristo siempre que se esté siguiendo la orientación del Espíritu Santo.
En resumen, el Espíritu Santo anima el proceso de nuestro crecimiento como hijos e hijas del Padre en Cristo: "Pues todos aquellos a los que conduce el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Ustedes no recibieron un espíritu de esclavos para volver al temor, sino que recibieron el Espíritu que los hace hijos adoptivos, y que los mueve a exclamar: ¡Abba, Padre! El mismo Espíritu le asegura a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos. Nuestra será la herencia de Dios, y la compartiremos con Cristo; pues si ahora sufrimos con él, con él recibiremos la gloria. (Rom 8,14-17).
El Padre René Laurentin, uno de los más destacados Mariólogos, nos habla de la presencia de María en la vida de Cristo: "María está presente a través de la vida de Cristo -Ella lo introdujo en la familia humana, desarrolló su humanidad, lo acompañó a través de su vida oculta hasta que llegó a la edad de treinta años. Ella llegó a implicarse en su ministerio sugiriendo el milagro de Caná (Jn. 2, 1-22). Durante los tres años de separación, su comunión espiritual se profundizó mucho más. Ella era uno con El física y moralmente durante su sufrimiento y muerte en el Calvario, a través de la compasión en su pasión. Se preparó y acompañó, con su oración, al nacimiento de la Iglesia (He. 1,14). Finalmente, se unió a su hijo en la gloria de la Asunción."
Laurentin también habla de la presencia de María en la vida de la Iglesia: "La presencia discreta y universal de María continúa a través de la vida de la Iglesia: visible e invisible, en la historia, en las Iglesias con su nombre, en el arte religioso. La llamada a su intercesión aparece a través de la historia dogmática de los Concilios y de las múltiples luchas en el interior de la Iglesia, que durante la época Carolingia, inspiró la famosa antífona: Tú has derrotado todas las herejías en el mundo.
"Ella fue la inspiración de las iniciativas y victorias de la Iglesia. Y fueron instituidas muchas fiestas para conmemorar su asistencia eficaz. Desde los primeros siglos, las iglesias más antiguas fueron dedicadas a ella ya que ella fue el primer templo de Dios y continúa como modelo de todos los demás. María, modelo de la Iglesia, es también modelo de las Iglesias donde es renovada la presencia eucarística del Señor y donde con continuidad tiene lugar la oración."
Presente para la Iglesia universal, María se hace también presente al cristiano particular. Laurentin nos incluye citas de escritos de numerosos hombres y mujeres santos que dan testimonio en lo que se refiere a esta presencia personal de María. Aquí siguen algunas citas de Laurentin concernientes a este testimonio.
El se refiere a San Antonio de Padua: "Y San Antonio de Padua, Doctor de la Iglesia, cuya canonización batió todos los récords de la Iglesia, pues tuvo lugar antes de dos años después de haber muerto, concluía una de sus principales homilías con esta oración: Te imploramos, Señora nuestra, esperanza nuestra, resplandor que ilumina mientras pasamos las tormentas. Tú Estrella del Mar, rayo luminoso, dirígenos hacia puerto seguro, asiste nuestro caminar con la protección de tu presencia. (Sermón 3 en Alabanza de la Virgen, op. 1, pág. 163)."
Laurentin también cita a Jean Jacques Olier, fundador de los Sulpicianos, y una de las más prominentes figuras de la Escuela Francesa de Espiritualidad. Son palabras de Olier: "Un sábado María se me hizo interiormente presente a mi alma -ella me recordó que su querido hijo me había dicho que él sólo viviría en mi a través de ella- como si ella fuera un sacramento por el que él deseara comunicarme su vida." (Brettonvillers, Lesprit de Monsieur Olier, t. 1, 1, 9 pp. 396-397).
Y no es sorprendente que Laurentin, en su discusión de la presencia de María en nuestras vidas, se refiera a San Luis de Montfort, uno de los más grandes apóstoles de la devoción a María. Laurentin dice: "No necesitamos más que colectar de los pétalos de su archivo (Laurentin se refiere a la lista de alusiones que él ha hecho sobre la presencia de María en nosotros) que se ha extendido a lo largo de los siglos y que parece justificar la predicción de Montfort en su Tratado sobre La Devoción Auténtica (núm. 46): Al final del mundo, los santos más destacados serán los que se han dedicado más a rezar a la Santísima Virgen, y los que la han tenido siempre presente en orden a tenerla como su poderosa intercesora en sus momentos de necesidad. "12
Recordémonos a nosotros mismos, echando una mirada a San Luis de Montfort, que su devoción Mariana es profundamente Cristocéntrica. J. Patrick Gaffney, S.S.M., nos dice: "La devoción a María tan intensa de Montfort es claramente Cristocéntrica. Tan aferradamente insiste el santo sobre este punto que con toda su fortaleza enseña que si la devoción a María nos alejara de Jesús, debiera ser rechazada como una tentación diabólica -con María entramos en una unión más intensa y más cercana con la Sabiduría Encarnada. Sacar a María de la historia de la salvación y por tanto de la vida cristiana es, para Montfort, rechazar el plan de salvación tal como fue determinado por el Padre."13
San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Avila, y San Ignacio de Loyola todos ellos han hablado de la oración con una visión espiritual extraordinaria. El Padre Tomás McKenna, C.M., ofrece algunas observaciones inteligentes en lo que se refiere a su doctrina espiritual: "Confesando que el acercamiento a Dios sucede sólo según las premisas de Dios, Teresa sin embargo pintaba el camino con unos colores entusiastas y de una gama muy variada. Su diario del recorrido a través de una serie de habitaciones (moradas) sucesivamente cerradas es clásico entre las descripciones del sendero místico. Iluminando con imágenes de mariposas que se levantan y pozos artesanos que fluyen a borbotones, nos dibuja su movimiento de contemplación activa a contemplación pasiva. Lejos de ser una personalidad pasiva, Teresa inició una monumental reforma en las Carmelitas y esto también dio testimonio de la unión e intercambio entre la vida interior genuina y la acción apostólica efectiva."
"Si Teresa diseñó momentos de descanso a lo largo de su ascenso espiritual, su maestro, Juan de la Cruz, fijó su mirada en la cumbre. En su compacta poesía pero también en su iluminadora prosa, Juan detalló el derretimiento y remodelación del deseo humano a medida que se acerca al divino. Suyo es el vago pasaje a través de la oscuridad de los sentidos y del espíritu, una intensa noche oscura, y llevado a la luz del día con un rayo luminoso de la luz divina. En el curso de esa noche, la oscuridad que cegaba al viajero es revelada como el resplandor de Dios, que no podía ser reconocido como tal
"Ignacio de Loyola asumió una redefinición diferente cuando encontró la intimidad con Dios en la urgencia del servicio activo. Mientras él se relacionaba con su tiempo y sus circunstancias, descubrió ciertos designios de dirección divina enraizados en su experiencia y consiguientemente todo ello diseñó en su imaginación un iluminador método para ayudar a otros a descubrir sus propios designios divinos. En el centro de su lógica estaba una convicción de que el Espíritu de Jesús está caminando en el universo, particularmente en cada individuo, y que por tanto la persona llena de espíritu es capaz de conocer simultáneamente por signos interiores y signos exteriores qué actividades son los auténticos trabajos de Cristo. Una tal percepción mística del mundo establece una unión con lazos muy íntimos entre la oración y el ministerio, preparando al apóstol para ver todas las actividades en relación con su base divina, y por otra parte encontrar esa fuente en todas las cosas."19
Hay ciertos días que nos hacen sentirnos especialmente felices de estar vivos. A veces -pero no siempre- el tiempo está en consonancia con nuestros sentimientos interiores. Si acontece que es otoño (estoy hablando como residente del Medio-Oeste en los EEUU), el viento te golpea cortante, impulsado por el frescor de Octubre. Las hojas nos fascinan con sus ricos y variados colores: de colores oros, de colores rojos, de colores marrones. El cielo es otoño azul, azul claro, coronado con un sol dorado. O, si acontece ser primavera un intenso y fresco verdor parece cubrir todo, respirando señales nuevas de esperanza para el mundo. Una brisa suave junto con la temperatura agradable del sol forma una mezcla perfecta que nos invita ansiosamente a salir y permanecer en el exterior.
A parte de lo que suceda con el tiempo, los días especiales, tal como en la actualidad usamos la palabra especial, nos abren los ojos de una manera singular en lo que concierne a la belleza de la vida. Sentimos un brillo interior. La vida tiene una misteriosa frescura en estos días, haciéndonos especialmente conscientes de su grandeza, de su ternura, de su inmensidad, de su capacidad para invitarnos a lo excelente. En esos días el drama enorme de la vida nos atrae profundamente, nos toca en esas profundidades interiores donde nos sentimos más vivos, donde somos más nosotros mismos.
Necesitamos estos días en que nos sentimos intensamente vivos. Si días de esos no nos refrescan periódicamente con su gratificante llegada, pronto el aspecto aburrido y monótono del vivir diario, el trabajo de la vida, se nos harían demasiado para nosotros. Lo mismo que el niño pequeño necesita ser especialmente impresionado en ocasiones por el regalo sorpresa de unos dulces o un juguete, así todos nosotros necesitamos excursiones periódicas al interior maravilloso de esta clase de días especiales. Ellos son a menudo, también, agradables sorpresas, pues comúnmente no podemos predecir su llegada con ninguna clase de precisión.
Debiéramos vivir al máximo estos días especiales. Son preciosos regalos que Dios cariñosamente nos ofrece. A través de ellos Dios reanima la consciencia de nuestras vidas, y nos da el deseo de renovar lo que se puede haber convertido en alguna medida en un tipo de existencia apática. Podemos caer en el bache de desperdiciar muchas de las oportunidades que se nos presentan cada día. Nuestra condición indolente puede causarnos desaprovechar muchos de los momentos preciosos de la vida. Tenemos que permitir que la belleza de cada clase de día especial que hemos estado describiendo ilumine de nuevo una vez más nuestra apreciación y reconocimiento del valor de la vida. Tenemos que tomar la determinación de no desaprovechar la existencia, sino beber de su esplendidez desde las profundidades de nuestro ser en Cristo Jesús, Nuestro Señor, que nos conduce al Padre, en el Espíritu Santo, con María nuestra Madre a nuestro lado.
Santa Teresa de Lisieux, declarada recientemente doctora de la Iglesia, recibió una visión especial de Dios en sus asuntos espirituales. Aquí están algunos extractos de sus escritos:
"Siento que estoy sufriendo, quiero un alivio. Observa el rostro de María de camino al Calvario. Contempla el rostro de Cristo cuando María le miraba. ¡Fortaleza! Su rostro estaba cubierto de sangre y heridas. Esta era la cara de María, esta era la cara de Jesús. Su camino es el camino de la cruz -y la cruz lleva a la resurrección. Jesús y María fueron confortados, en todos los sufrimientos, cuando se miraban intensamente el uno al otro a los ojos. Dejémonos envolver en el amor de estos dos Corazones. El amor puro los une con puro amor y nosotros somos tomados en ese abrazo. Este amor lo encontramos al morar en los corazones de Jesús y de María. Somos confortados por su amor, incluso en el dolor, e incluso en el más grande de los sufrimientos."
El Papa Juan Pablo II nos instruye así: "En orden a vencer la mentalidad individualista tan extendida hoy, lo que se requiere es un compromiso concreto de solidaridad y caridad, comenzando en la familia con el mutuo apoyo de marido y mujer y la atención que las diferentes generaciones se dan la una a la otra. En este sentido la familia también puede ser llamada una comunidad de trabajo y solidaridad. Puede suceder que cuando una familia decide vivir en plenitud su vocación, se encuentra sin el necesario apoyo del Estado y sin los recursos suficientes. Es urgente por tanto promover no sólo la ordenación familiar, sino también esas determinaciones sociales que tengan a la familia como su objetivo principal, determinaciones que asistan a la familia proporcionando recursos adecuados y medios eficientes de apoyo, tanto para criar a los hijos como para cuidar de los mayores, para de este modo evitar el distanciamiento de los segundos de la unidad familiar y en orden a fortalecer las relaciones entre generaciones.
"Además de la familia, otras comunidades intermedias ejercen funciones primarias y dan vida a específicos canales de solidaridad. Estos desarrollan las comunidades reales de personas y robustecen la trama social, previniendo a la sociedad de convertirse en masa anónima e impersonal, como desafortunadamente sucede muy a menudo hoy. Es en las interrelaciones en muy diversos niveles donde vive la persona y es ahí donde la sociedad se hace más personalizada. El individuo hoy a menudo se encuentra sofocado entre dos polos representados por el Estado y la sociedad de consumo. A veces parece como si el individuo existiera sólo como productor y consumidor de bienes, o como un objeto de la administración del Estado. La gente pierde la visión del hecho de que la vida en sociedad no tiene el mercado ni el Estado como su aspiración final, sino que la vida en sí tiene un valor singular al que el Estado y el mercado tienen que servir. El hombre permanece sobre todo como un ser que busca la verdad y lucha por vivir en esa verdad, profundizando en su conocimiento a través de un diálogo que abarca el pasado y el futuro."25
Muchos laicos rezan por nosotros, y de manera organizada. ¿No es justo que también nosotros recemos por todos nuestros hermanos en el sacerdocio, y de manera regular? Aquí sigue una oración que nos puede ayudar en este intento.
"Señor Jesús, Pastor Principal del Rebaño, te pedimos que en el gran amor y misericordia de tu Corazón atiendas las necesidades de tus pastores sacerdotes a través de todo el mundo. Te pedimos que atraigas de nuevo a tu Corazón a todos los sacerdotes que se han separado seriamente de tu sendero, que vuelvas a encender el deseo de santidad en los corazones de esos sacerdotes que han perdido el entusiasmo, y que continúes dando a los sacerdotes fervientes el deseo de una santidad cada vez más alta. Unidos a tu Corazón y al Corazón de María, te pedimos que presentes esta petición a tu Padre celestial en la unidad del Espíritu Santo. Amen".
Esta oración ha sido tomada del Manual de Oraciones de los Asociados de Pastores de Cristo, una rama de los Ministerios de Pastores de Cristo. Los asociados son miembros de los grupos de oración que se reúnen regularmente a orar por las necesidades de toda la familia humana, pero especialmente por los sacerdotes. Si le interesa una o varias copias de este manual de oración, y más aún, si le gustase recibir información de cómo comenzar un grupo de Pastores de Cristo, póngase en contacto con nosotros en la siguiente dirección:
Shepherds of Christ, P.O. Box 193, Morrow, Ohio 45152-0193
Teléfono (llamada gratis): 1-800-211-3041
Fax: 1-513-932-6791
Señor Jesús, Pastor Principal del Rebaño, consagro mi vida sacerdotal a tu Corazón, traspasado en el Calvario por nuestro amor. De tu Corazón traspasado nació la Iglesia, la Iglesia a la que me has llamado, como sacerdote, para servir de la manera más selecta. Revelas tu Corazón como el símbolo de tu amor en todos sus aspectos, incluyendo el más delicado amor por mí, a quien has elegido como tu sacerdote-compañero. Ayúdame siempre para entregar mi vida en servicio a Dios y al prójimo. Corazón de Jesús yo pongo en Ti mi confianza!
Bienaventurada Virgen María, me consagro a tu maternal e Inmaculado Corazón, este Corazón que es el símbolo de tu vida de amor. Tú eres la Madre de mi Salvador. Tú eres también mi Madre. Tú me quieres con el más selecto amor como si fuese tu único hijo-sacerdote. Y en respuesta, me entrego enteramente a tu amor y protección maternal. Tú seguiste a Jesús a la perfección. Tú eres el primer y perfecto discípulo. Enséñame a imitarte en la forma de presentar a Cristo. Sé mi maternal intercesora para que a través de tu Corazón Inmaculado yo pueda ser guiado a una unión cada vez más cercana al traspasado Corazón de Jesús, Primer Pastor del Rebaño, que me conduce al Padre en el Espíritu Santo.
Querido Ed:
Gracias por enviarme Pastores de Cristo que aprecio y leo como lectura espiritual. Contiene un gran volumen de recomendaciones prácticas.
Oremos el uno por el otro
Rev. Msgr. James J. Rugel
Oak Ridge, New Jersey
Querido Padre Edward:
Que la paz del Señor esté siempre con usted. Recientemente recibí su carta, Pastores de Cristo, por medio de mi obispo. Es muy interesante para mi y los sacerdotes que están trabajando conmigo en esta parroquia.
Me gustaría pedirle los cassettes (esta publicación en cassette).
Podría proporcionarme los cassettes, que serán de enorme ayuda para los sacerdotes y los treinta catequistas trabajando en la misma parroquia.
Muchas gracias por su cooperación.
Suyo en Cristo
Padre Hilario Abela
Mpiketoni
Kenya
website: http://www.shepherds-of-christ.org
E-Mail: info@shepherds-of-christ.org
1999, EJEMPLAR NÚM. 1
Pastores de Cristo
Los Ministerios de Pastores de Cristo
P.O. Box 193
Morrow, Ohio 45152-0193
U.S.A.
Pastores de Cristo, una publicación de espiritualidad para sacerdotes, se edita cada dos meses por Shepeherds of Christ Ministries, P.O. Box 193, Morrow, Ohio 45152-0193, USA. Como su distribución es gratis para todos los sacerdotes de los Estados Unidos, y se está extendiendo internacionalmente, sus donaciones son muy importantes para nosotros. Sugerencias y comentarios son bienvenidos, así como los cambios de dirección y direcciones de los [sacerdotes] recién ordenados. El permiso de reproducción está garantizado para uso no-comercial. Editor P. Edward Carter S.J., Profesor de Teología en la Universidad Javier en Cincinnati, Ohio, USA, es el Director Espiritual para Shepherds of Christ Ministries. Presidente de la junta de Directores es John Weickert. Presentación del Buen Pastor por el Hermano Jerome Pryor J.S. Arreglos y diseños gráficos por Marian Mackey. También dedicado al progreso espiritual de los sacerdotes está funcionando una red de conexión mundial de grupos de oración para laicos/religiosos, Asociados a Pastores de Cristo, oficina principal en 2919 Shawhan Road, Morrow, Ohio 45152, USA telefono 513-932-4451, fax 513-932-6791.