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Pastores de Cristo
UNA PUBLICACIÓN DE ESPIRITUALIDAD PARA SACERDOTES
INDICE
El Pastor Principal del Rebaño
"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El
asalariado, que no es pastor, ni dueño de las ovejas, huye ante el lobo abandonándolas,
el lobo las agarra y las dispersa, porque no es más que un asalariado y no le importan
las ovejas. Yo soy el Buen Pastor: conozco las mías y las mías me conocen a mí. Así
como me conoce el Padre, también yo conozco al Padre, y yo doy mi vida por mis
ovejas." (Jn 10:11-15)1.
Jesús era un hombre de profunda oración. El Evangelio de Lucas nos dice, "Su
fama crecía más y más, y muchas personas acudían a oírlo, y a que los sanara de sus
enfermedades. Pero él buscaba siempre lugares tranquilos y allí se ponía a orar."
(Lc 5,15-16).
El también oró en las horas previas a la entrega de su vida en la cruz por sus
ovejas: "Padre, si es posible, aleja de mí esta copa. Sin embargo, que se cumpla no
lo que yo quiero, sino lo que quieras tú." (Mt 26,39).
Nosotros, como sacerdotes del Pastor Principal, Jesús, estamos también llamados a
entregar nuestras vidas por el rebaño. Han sido pocos, relativamente, los sacerdotes que
a través de la historia de la Iglesia han sido llamados a derramar su sangre por el
rebaño en un martirio físico. Sin embargo, todos han sido y están llamados a entregar
sus vidas en ese martirio espiritual que consiste en darse en servicio de amor al rebaño
de acuerdo a la voluntad del Padre.
Realizar esto día tras día como debiéramos -dedicando nuestras vidas al amor de Dios
y de los demás- es imposible sin una constante vida de oración.
Somos pastores efectivos en la medida que estamos unidos al amor de Cristo. Y nuestro
crecimiento en la unión con Cristo depende enormemente de una vida de oración constante.
En esta Navidad deseamos a todos nuestros lectores un tiempo lleno con las más
especiales benediciones de Dios. Esta temporada nos ofrece una especial ocasión para
reflexionar en estas palabras:
"Si, Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que
cree en él no muera, sino que tenga vida eterna." (Jn 3,16).
Nosotros, que somos sacerdotes podemos responder al amor irresistible de Dios
manifestado en Nuestro Señor Jesucristo nutriendo al rebaño del Buen Pastor con alimento
de amor. Si lo entienden suficientemente o no, es de lo que tienen un hambre
profunda-darse cuenta de todo lo que Jesús.
- La oración monástica. El Padre Pennington, O.C.S.O., bien conocido por sus
escritos en espiri-tualidad, nos habla de la vida monástica y de la oración. Nosotros
que no somos monjes podemos adecuadamente adaptar lo que él dice a nuestra propia vida
espiritual. "Los que abrazan la vida monástica quieren seguir a Cristo y vivir la
vida cristiana en plenitud. Lo hacen poniendo particular atención en la vida escondida de
Jesús, reconociendo su propia invitación a periodos de soledad y conscientes de su
práctica de aislamiento para facilitar la oración. En los años en que Jesús fue
creciendo, fueron tan ocultos que conocemos muy poco de ellos, pero como miembro de una
familia judía devota, es probable que tuviera este estilo de practica dando tiempo a la
oración de una manera cotidiana. Tras su bautismo por Juan en el Jordán, Jesús fue al
desierto para pasar semanas de soledad, silencio y oración. (Mc 1,11-13). Cuando
comenzaron los años ocupados de su ministerio realizando curaciones, se iba aparte de
nuevo, solo o con sus discípulos, para orar. (Mt 14,13; 14,23; 17,1; 20,17; Mc
6,30)" 2
- La Oración y la Propia Identidad. Hay una conexión entre oración y crecimiento
en propia identidad. En la oración hay una enorme comprensión de quién soy yo--esta
persona singular que Dios ha creado y redimido-y cómo Dios quiere que actúe yo.
En la tranquilidad de la oración, tenemos la oportunidad de reunir todo aquello que de
otra manera se convertiría en fragmentadas y desintegradas piezas de nuestras vidas. La
oración es una fuerza constructiva e integradora que nos ayudará a delimitar más
claramente la propia identidad. A través de la luz recibida en la oración, vemos cómo
las piezas se ajustan, cómo la misma vida de Cristo en su singularidad da forma y
significado a todas las facetas de nuestra existencia.
Durante la oración, el espíritu no sólo nos da la luz que nos permite crecer en el
conocimiento del mismo Cristo, sino también nos da la determinación para actuar con ese
conocimiento. El espíritu nos da la fortaleza para permitir al mismo Cristo revelarse
progresivamente en y a través de todas las dimensiones de nuestra existencia. Así
nosotros crecemos en unión con Cristo, este Cristo que desea siempre acercarnos más al
Padre en el Espíritu Santo.
- A veces sufrimos durante la oración porque Dios parece estar lejos. Suspiramos por una
unión más cercana con El, pero parece existir casi un muro entre Dios y nosotros. Cuando
esto sucede, debiéramos examinarnos a nosotros mismos a ver si hay alguna clara y
significativa deficiencia en nuestra presente existencia cristiana. ¿Hay algo que
nosotros estamos haciendo y no debiéramos hacer o algo que debiéramos hacer y no lo
estamos haciendo? Si un examen de este tipo no descubre alguna deficiencia notable,
podemos estar razonablemente seguros que esta aparente ausencia de Dios es una de las
penas que podemos muchas veces encontrar durante la oración positiva en el camino de su
crecimiento. También tenemos que recordar como las vidas de los místicos nos señalan,
que Dios puede estar muy cerca de nosotros precisamente en esos momentos en que El parece
estar lejos.
- Hay sin duda una aflicción experimentada durante la transformación de la conciencia en
la oración mientras uno se despierta de la propia falsedad a un estímulo creciente de lo
cierto, el verdadero Cristo. Cortar a través de etapas de orgullo, soberbia, egoísmo,
codicia, pereza, hedonismo, etc., que manchan la prístina imagen de Cristo mismos no es
una tarea fácil. Cooperando con la iluminación en la oración, que nos apunta a nuestras
desechables manifestaciones de falsedad, lleva consigo su propio sufrimiento. Igualmente,
cooperando con la fortaleza en la oración para corregir estas manifestaciones de falsa
estima, requiere una voluntad decidida a sufrir.
Mientras nosotros cortamos a través de nuestras capas de nuestra forma falsa de ser y
profundizamos más y más en el vivo y refrescante reino de Cristo, estamos también
abiertos al dolor que acompaña como cierto tipo de temor. Podemos llegar a sentir miedo,
en la oración a la vez que nos hacemos mas conscientes de lo que Cristo es y de lo que
Cristo nos pide. Sabemos que el mismo Cristo ansía una mayor unión de amor con Dios,
pero nosotros tenemos miedo a lo que esta voluntad pida de nosotros. Dudamos, queremos
decir un sí completo al amor de Dios pero podemos encontrarlo muy difícil.
Flaqueamos, oscilamos divididos entre el inexo-rable deseo de llegar a estar más cercanos
a Dios, y el pavor que nace al ver el costo que implica llevarlo a cabo. Este estado de
libertad puede en realidad ser muy doloroso. Tenemos que darnos cuenta que el dolor de la
vacilación y el tener que optar dada nuestra condición de libertad son más grandes que
el sufrimiento que pueda acarrear el dar a Dios lo que El quiere de nosotros.
- Algunos dicen que la oración es un riesgo, que el que ora está abriéndose a sí mismo
a lo que Dios le pide durante la oración, y que lo que Dios pide puede ser difícil o
incluso contrario a nuestros propios planes e ideas. Si la oración es un riesgo, es un
riesgo que apunta a la felicidad. A veces tratamos de conseguir la felicidad separados de
los designios de Dios. Si somos honestos con nosotros mismos, tenemos que admitir que ese
sendero está sembrado de frustración y termina en muerte. La felicidad verdadera nunca
es posible fuera de la voluntad de Dios para nosotros, y nosotros lo sabemos. ¿Por qué,
entonces, no vivimos esta verdad con toda la plenitud de nuestro ser? Dando a Dios lo que
El pide en oración siempre resulta en mayor felicidad.
- A veces podemos sentir que estamos enrolados en una forma de vida superficial, que en
cierto sentido estamos simplemente deslizándonos sobre la superficie de la vida. Puede
que no seamos terriblemente infelices, pero nos decimos a nosotros mismos en ciertos
momentos de sinceridad que tiene que haber más en la vida que lo que nosotros estamos
experimentando. Estos susurros de la conciencia son un grito en favor de una más
profunda, significativa y completa existencia que Dios pretende para nosotros. Una de las
razones por las que podemos llegar a estar enfangados en la mediocridad de una vida
superficial es nuestro fallo en orar como debiéramos.
- El Papa Juan Pablo II comenta: "Sobre la oración se ha escrito muchísmo y, aún
más, se ha experimentado en la historia del genero humano, de modo especial en la
historia de Israel y en la del cristianismo. El hombre alcanza la plenitud de la
oración no cuando se expresa principalmente a sí mísmo, sino cuando permite que en ella
se haga más plenamente presente el proprio Dios. Lo testimonia la historia de la
oración mística en Oriente y en Occidente: san Francisco de Asís, santa Teresa de
Jesús, san Juan de la Cruz, san Ignacio de Loyola y, en Oriente, por ejemplo, san
Serafín de Sarov y muchos otros." 3
- El Papa Pablo VI dice del Rosario: "Como una oración salida del evangelio centrada
en el misterio redentor de la Encarnación, el rosario es pues una oración de
orientación claramente cristológica-el Jesús que cada Ave María nos recuerda es el
mismo Jesús que nos propone la sucesión de los distintos misterios...Por su naturaleza
la recitación del rosario invita a un tranquilo ritmo y a un persistente y retardado paso
ayudando al individuo a meditar en los misterios de la vida del Señor como fueron vistos
por los ojos de aquella que estuvo más cercana al Señor. En esta perspectiva las
incomprensibles riquezas de estos misterios se hacen progresivamente manifiestas." 4
- El bien conocido escritor de espiritualidad de nuestro tiempo, Don Hubert Van Zeller,
nos ofrece unos pensamientos acerca de la oracion y su dificultad diaria: "Cuando le
preguntó él a un experimentado superior, qué aspecto consideraba como el más
importante en la vida religiosa, me respondió inmediatamente sin dudar: 'Permanecer en el
trabajo.' Esto puede ser tomado y aplicado a la vida espiritual lo mismo que a la vida
monástica. Y ello significa más que la determinación de no echar el cerrojo. Aunque se
sostiene primero sobre la obediencia y la perseverancia, el permanecer en el trabajo se
entiende como la elegancia de tener paciencia en momentos de confusión, tenacidad en la
duda, calma silenciosa cuando uno es juzgado equivocadamente, supresión de censuras y
ambición, constancia en el trabajo monótono y discordante y de poco valor...la lucha
contra el resentimiento y lástima de sí mismo...Si permanecer en el trabajo exige una
cierta medida de heroísmo, lo que ciertamente exige es una resuelta falta de egoísmo.
Incluso en esos que no son imaginativos, porque quieren un momento mejor, y para los que
las rutinarias ocupaciones no son una excesiva carga, el espíritu de rebelión él mismo
se afirmará ocasionalmente y ansiará descanso, cambio...
"Debe haber muy poca gente en el mundo a quien positivamente le gusta la monotonía.
Y porque mucha de la vida es melancólicamente monótona, los que están buscando servir a
Dios con sus vidas tienen que acostumbrarse ellos mismos a aliviar las labores cotidianas
y hacer de ellas un sacrificio aceptable. Esto puede ser hecho sólo permaneciendo con el
trabajo interior de la oración. Esto es estabilidad en la oración que trae orden y
estabilidad a las ocupaciones exteriores." 5
- El cura de Ars, San Juan Vianney, tiene unas muy directas palabras para nosotros
sacerdotes concernientes a la oración: "Lo que impide a los sacerdotes la obtención
de la santidad es la falta de reflexión. Nos disgusta retirar nuestras mentes de las
cosas exteriores. No sabemos correctamente qué hacer. Tenemos necesidad de reflexión
íntima, de oración continua e íntima unión con Dios." 6
- Un moderno maestro de la oración, Thomas Merton, nos ofrece unos regios pensamientos:
"Y así muchos contemplativos nunca llegan a ser grandes santos, nunca comienzan una
cercana amistad con Dios, nunca encuentran una profunda participación en los inmensos
gozos de Dios, porque se agarran a las misera-bles pequeñas consolaciones que son dadas a
principiantes en el camino de la vida contemplativa.
"Muchos hay que están todavía en un estado peor: Estos ni siquiera llegan a la
contemplación porque están amarrados a las actividades y a los negocios que parecen ser
lo más importante para ellos. Cegados por su deseo de incesante actividad, por un
constante deseo de conseguir logros, insatisfechos con un hambre exagerada de resultados,
así como éxitos visibles y tangibles, trabajan de tal manera que no pueden creer que
están agradando a Dios al menos que estén ocupados con una docena de trabajos al mismo
tiempo. A menudo, llenan el aire con lamentaciones quejándose de que no tienen ya ningún
tiempo para rezar, pero en realidad se han convertido en tales expertos de engañares a
sí mismos que no se dan cuenta cual insinceras son sus lamentaciones. No sólo se
permiten a sí mismos estar involucrados en más y más trabajos, sino que realmente van
buscando nuevos trabajos. Y cuanto más ocupados están más errores cometen. Accidentes y
errores se acumulan todos alrededor de ellos. Ellos no se dan cuenta que se están
alejando más y más de la costa-y quizás Dios permite sus equivocaciones para atraparlos
en ellas. Luego despiertan y descubren que su negligencia los ha envuelto en algún pecado
importante contra la justicia, por ejemplo ,o contra las obligaciones de su estado." 7
- Nuestra auténtica participación eucarística exige una esmerada preparación. Es la
preparación que nosotros tenemos que estar deseando lograr durante todo el día, y todos
los días. Esta preparación incluye la práctica de la oración, especialmente la basada
en los misterios de la vida de Cristo, su muerte y su resurrección. Esta oración nos
ayuda acercarnos a la Misa con los mismos pensamientos de Cristo, permitiéndonos más
vivamente asimilar los misterios de Cristo que la liturgia hace sacramentalmente
presentes.
Y mientras nosotros participamos en la misa, debiéramos ser conscientes, por supuesto,
que la Eucaristía es la oración más excelente.
- Uno de los más eminentes teólogos de nuestros días Hans Urs Von Balthasar, dice:
"Los que consideran la contemplación cristiana anticuada y se vuelven a los valores
del mundo para tomar fuerza nueva son víctimas de una ilusión. Solamente 'en Cristo' las
cosas alcanzan su último significado y fin..." 8
- El Padre, en el Espíritu Santo, habla a los cristianos en oración a través de Cristo.
El Padre, con delicados toques del Espíritu, ilumina al cristiano sobre el significado de
la vida. Así como toda la creación tiene que buscar su ultimo significado en Cristo,
así el cristiano como individuo sólo puede realmente entender su existencia a la luz de
Cristo.
Debido al papel central que Cristo tiene en el acto de oración, ciertos corolarios
siguen: Nuestra oración debiera estar enraizada en Cristo y en su Evangelio. No
debiéramos hacer ningún intento deliberado por nosotros mismos en la oración para
retirarnos del pensamiento de Cristo en su humanidad, como si el pensamiento de la
humanidad de Cristo fuera un obstáculo para una oración más alta. Esto fue un error en
el quietismo de Molinos. Este error, en grados diferentes, ha sido también encontrado en
las enseñanzas de otros además de Molinos, aunque quizás no tan remarcadamente. Santa
Teresa de Ávila, una excelente maestra de la oración se expuso a este error y nos ha
señalado sus peligros: "Es muy necesario no desistir de los propios esfuerzos
salidos de lo mejor de nosotros mismos y ayudar a lo que es la más sagrada humanidad de
nuestro Señor Jesucristo. Yo no puedo creer que estas almas hagan así, pero ellas
simplemente no entienden; y ellas se dañarán a sí mismas y a los otros." 9
por Edward Carter S.J.
Aquí, en los Estados Unidos, hemos celebrado recientemente el "Día de Acción de
Gracias". Afortunadamente, con esta ocasión todos nos hemos recordado que dar
gracias a Dios es una obligación diaria.
Una persona agradecida es una persona feliz. De vez en cuando experimentamos tristeza y
adversidad, quizás una de las razones es nuestra negligencia en ser agradecidos a Dios.
Mirando en exceso a lo que está mal, no estamos suficientemente atentos a lo que es
bueno. No llegamos a descubrir suficientemente el sin número de motivos que tenemos para
estar alegres. Deficientes en espíritu de agradecimiento, nos encontramos también
deficientes en el espíritu de alegría.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se nos han dado profusa y amorosamente-por esto
debemos ser agradecidos. Por el grandioso regalo de la Eucaristía-por ello necesitamos
ser agradecidos. Por María, por la Iglesia, por nuestra fe-todo esto también nos exige
agradecimiento.
Por la misma vida, por la oportunidad de ser y de llegar a ser, de amar y de ser amado,
por la oportunidad de poder llevar a cabo lo ordinario así como también lo
extraordinario, por la suerte de crecer y madurar tanto a través del decaimiento como del
entusiasmo-por todo esto necesitamos ser agradecidos.
Por la preciosidad del paisaje, por ser capaces de oír pomposos sonidos sinfónicos
así como también la risa de los niños en juego. Por el vigor y entereza de nuestros
miembros, por la buena salud general que nos acompaña la mayoría de nuestros días-por
todo esto debemos dar gracias continuamente.
Por la maravillosa gente presente en nuestras vidas-por ellas necesitamos ser
agradecidos. Algunas de ellas han sido instrumentos indispensables para ayudarnos y llegar
a ser lo que Dios nos tiene destinado. En realidad, sin ellas no hubiéramos crecido en
absoluto en algunas dimensiones.
Debiéramos ser decididos en esforzarnos siempre por ser debidamente agradecidos.
Debiéramos intentar estar despiertos a la inmensidad de los regalos que Dios
abundantemente nos otorga. Debieramos decidirnos a mantener y desarrollar ese espíritu de
agradecimiento que impedirá a Jesús incluirnos en el grupo de los desagradecidos:
"De camino a Jerusalén, Jesús pasó por los limites de Samaria y Galilea. Al entrar
a un pueblo, diez hombres leprosos le salieron al encuentro. Se quedaron a cierta
distancia y gritaron: 'Jesús! Maestro! Ten compasión de nosotros.' Jesús les dijo:
'Vayan a presentarse a los sacerdotes.' Mientras iban, quedaron sanos. Uno de ellos, al
verse sano, volvió de inmediato. Llegó alabando a Dios en alta voz y echándose a los
pies de Jesús, con el rostro en tierra, le daba gracias. Este era samaritano. Jesús
entonces pregunto: '¿No sanaron los diez? Dónde están los otros nueve? El único que ha
vuelto a alabar a Dios ha sido este extranjero.' En seguida dijo al hombre: 'Levántate y
vete: tu fe te ha salvado.'" (Lc 17,11-19).
Nuestra oración por excelencia es la Eucaristía. Aquí están algunos pensamientos
sobre este gran regalo de Jesús:
- El catecismo nos dice: "La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, es
decir, de la obra de la salvación realizada por la vida, la muerte y la resurrección de
Cristo, obra que se hace presente por la acción litúrgica."10
Es en la misa, el corazón de la liturgia, donde el cristiano encuentra a Cristo y sus
misterios de la manera más sublime. En fe, esperanza y amor el cristiano está en unión
con Jesús de la manera más íntima, y recibe las gracias necesarias de una manera
inigualable para crecer en semejanza a Cristo. A través de las gracias de la Eucaristía,
el cristiano se capacita para revivir los misterios de la vida de Cristo, muerte y
resurrección, en su propia vida. Es muy cierto decir que la liturgia, centrada en la
misa, aspira a una transformación en Cristo.
- Henry Nouwen puntualiza: "La tragedia es que hay mucho resentimiento escondido en
la Iglesia. Este resentimiento es uno de los más paralizantes aspectos de la comunidad
cristiana.
"Todavía, la eucaristía presenta otra opción. Es la posibilidad de escoger no
resentimiento, sino agradecimiento. Lamentar nuestras pérdidas es el primer paso para
alejarse del resentimiento y acercarse al agradecimiento. Las lágrimas de nuestras penas
pueden suavizar nuestros corazones endurecidos y abrirnos a la posibilidad de decir
'gracias'.
"La palabra 'Eucaristía' significa literalmente 'acto de acción de gracias.'
Celebrar la Eucaristía y vivir una vida eucarística tiene mucho que ver con el
agradecimiento. Vivir eucarísticamente es vivir la vida como un regalo, un regalo por el
que uno está agradecido."11
Una de las primeras cosas que una buena madre hace es enseñar a su criatura a rezar.
María, la mejor de las madres, la más cuidadosa y amorosa de las madres, tiene un
profundo y constante deseo de ayudarnos a crecer en la oración. Una de sus favoritas
formas de oración es el Rosario. Ella le dio a Santo Domingo y al Beato Alan un sin
número de promesas referidas al Rosario. Entre esas promesas están las siguientes:
- Quienquiera que me sirva fielmente recitando el Rosario recibirá gracias muy
singulares.
- Prometo mi especial protección y extraordinarias gracias a todos los que reciten el
Rosario.
- El Rosario será una poderosa armadura contra el infierno. El Rosario destruirá el
vicio, disminuirá el pecado y derrotará la herejías.
- El Rosario promoverá la virtud y hará florecer buenas obras; obtendrá abundante
misericordia de Dios para todas las almas; levan tará a las almas al deseo de las cosas
eternas. Oh, así las almas se santificarían ellas mismas por este medio!.
- El alma que se recomiende a sí misma a Mí por la recitación del Rosario no perecerá.
- El que recite el Rosario devotamente, dedicándose él mismo a la consideración de sus
sagrados misterios, no será vencido por la desgracia. Dios no le castigará en su
justicia; no perecerá de una imprevista muerte. Si él es justo permanecerá en gracia de
Dios, y llegará a ser digno de vida eterna.
- El que tenga una auténtica devoción al Rosario no morirá sin los sacramentos de la
Iglesia.
- Los que sean fieles en recitar el Rosario tendrán durante su vida y en el momento de su
muerte la luz de Dios y la abundancia de sus gracias. Y al momento de la muerte
participarán en los méritos de los santos en el Paraíso.
- Libraré del purgatorio a los que hayan sido devotos del Santo Rosario.
- Los hijos fieles al Rosario merecerán un alto grado de gloria en el cielo.
- Obtendréis de mí todo lo que pidáis por el rezo del Rosario.
- Todos los que propaguen el Santo Rosario serán ayudados por mí en sus necesidades.
- He conseguido de mi Hijo que todos los partidarios del Rosario tendrán por intercesores
la entera corte celestial durante su vida y a la hora de la muerte. 12
San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, San Ignacio de Loyola, los tres han
hablado elocuentemente sobre el tema de la oración. El P. Thomas McKenna, C.M., ofrece
unas finas observaciones a cerca de su doctrina espiritual: "Confesando que el
acercamiento a Dios sucede en los términos fijados por Dios, Teresa, sin embargo, pintaba
el camino de la oración con cálidos y alegres colores. El relato que ella hace del viaje
a través de una serie de habitaciones una tras otra cerradas, es clásico entre las
descripciones del camino místico. El centellear de imágenes de mariposas que emergen y
el burbujear de pozos artesanos representan el movimiento de la contemplación activa a la
pasiva. Muy lejos de ser una personalidad pasiva, Teresa inició una prodigiosa reforma en
la Orden de las Carmelitas y así dio testimonio de unión entre una genuina vida interior
y una acción apostólica efectiva.
"Si Teresa dibujó puntos de reposo a lo largo del ascenso espiritual, su
protegido, Juan de la Cruz, fijó su mirada en la cumbre. En su densa poesía y también
en su explicativa prosa Juan explicita el derretimiento y relanzamiento del deseo humano
mientras se acerca a lo divino. El suyo es un paisaje sombrío a través del crepúsculo
de los sentidos y del espíritu, una muy intensa oscuridad nocturna, y luego orientada a
un amanecer con la luz divina. En el curso de esa noche, la oscuridad que cegó al viajero
se reveló como el resplandor de Dios que en los primeros momentos no pudo ser reconocida
como la luz que era...
"Ignacio de Loyola tomó una diferente conexión mientras él encontraba intimidad
con Dios en la presión de la actividad. Mientras él interactuaba con su tiempo y sus
circunstancias descubrió ciertos modelos de guía divina incrustados en su experiencia y
subsiguientemente construyó imaginativamente un rico método para ayudar a otros a
conseguir los suyos. En la base de su lógica estaba la convicción de que el espíritu de
Jesús está 'tramando algo en el universo,' particularmente dentro de cada individuo, y
que por lo tanto la persona llena del espíritu es capaz de conocer tanto por señales
interiores como exteriores que las actividades son los genuinos trabajos de Cristo. Una
tal mística percepción del mundo une en los más cercanos lazos a la oración y
ministerio, urgiendo al apóstol a ver todas las acciones en su relación a lo divino y
viceversa a encontrar esa fuente en todas las cosas. 13
San Gregorio de Nìsa nos ha dejado esta inspirada oración al Buen Pastor:
"¿Dónde pastoreas tus ovejas Buen Pastor tú que llevas sobre tus hombros a todo el
rebaño? Porque no es una oveja, sino la entera raza humana a la que Tú le-vantas sobre
tus hombros. Muéstrame el lugar donde hay pastos verdes. Déjame conocer aguas
tranquilas. Condúceme a los pastos alimenticios y llámame por mi nombre para que yo
pueda oír tu voz, porque yo soy tu oveja. Y a través de esa voz que me llama, dame vida
eterna.
"Háblame, Tú, a quien mi alma quiere. Así me dirijo a Tí, porque tu auténtico
nombre está sobre todos los nombres; esto es inexpresable e incomprensible a toda
criatura racional. Y así el nombre que yo uso para Tí es simplemente la afirmación del
amor de mi alma por Tí, y esto es un nombre idóneo para hacer tu bondad conocida. Aunque
estoy muy sumido en la oscuridad, ¿cómo no podría yo amarte a Tí que me amaste, que
entregaste tu vida por el rebaño que cuidas? No se puede considerar amor más grande que
este: que Tú compraras mi salvación al costo de tu vida." 14
En el plan de Dios, sufrimiento significa conducir a una mejor vida. Dios nos lo dice
con absoluta claridad mientras miramos a Jesús, el Siervo Sufriente. La cruz de Jesús no
era un fin en sí misma sino un medio de una mejor vida para toda la raza humana. Nuestros
propios sufrimientos pueden ser ya desperdiciados o usados para lograr una mejor vida para
nosotros y para los demás. Dom Humbert Van Zeller anota: "Los hombres y mujeres que
pudieran estar dirigiendo sus aflicciones a Dios, que sólo tiene que unirlos en espíritu
con la pasión de Cristo, a menudo son encontrados con corta visión, e incluso hacen de
su prueba un motivo más de egoísmo. Aunque nosotros no nos rebelamos positivamente
contra la voluntad providencial de Dios, podemos llegar a estar tan preocupados con
nuestros problemas como para dejar a Dios fuera de cuenta.
"En lugar de hacernos compasivos para con los demás podemos malgastar compasión
sobre nosotros mismos. El sufrimiento está destinado a ensanchar nuestros corazones, no a
encogerlos. Al sufrimiento le acompañan la gracia de paciencia, paz, fortaleza,
penitencia y amor. Todo esto puede perderse si cometemos el error de volvernos sobre
nosotros mismos como resultado de nuestra prueba.
"Para los judíos la cruz era una piedra de tropiezo y para los gentiles locura.
¿Qué es para nosotros? A menudo la cruz puede ser meramente un emblema, el significado
de un símbolo olvidado. La cruz es algo en lo que nosotros estamos, por motivo de nuestra
herencia cristiana, intrínsecamente involucrados. ¿Nos rendimos a ella o nos hacemos
duros contra ella?. La cruz no es simplemente dos tablas adaptadas juntas en un cierto
día en la historia del mundo y de todas las reliquias que nosotros veneramos la más
sagrada, sino un echo de nuestra humana experiencia que puede o puede no ser sagrado de
acuerdo a lo que hagamos de ella." 15
Para sufrir correctamente, para usar el sufrimiento de acuerdo a la vo-luntad de Dios y
por tanto para crecer a través de él, se exige de nosotros que seamos personas de
oración. La iluminación que Dios nos da en la oración nos ayuda a ver la finalidad del
dolor dentro del plan por El marcado. La fortaleza que se nos da en la oración nos ayuda
a vivir de acuerdo a ese plan de Dios.
El Vaticano II nos dice: "Los presbíteros del Nuevo Testamento, por su vocación
y ordenación, son en realidad segregados, en cierto modo, en el seno del Pueblo de Dios;
pero no para estar separados del pueblo mismo ni de hombre alguno, sino para consagrarse
totalmente a la obra para que el Señor les llama. No podrían ser ministros de Cristo si
no fueran testigos y dispensadores de una vida distinta de la terrena, ni podrían tampoco
servir a los hombres si permanecieran ajenos a la vida y condiciones de los mismos. Su
propio ministerio exige por título especial que no se configuren con este siglo; pero
requiere al mismo tiempo que vivan en este siglo entre los hombres y, como buenos
pastores, conozcan a sus ovejas y trabajen para atraer a las que no son de este aprisco,
para que también ellas oigan la voz de Cristo, y se conforme un solo aprisco y un solo
Pastor." 16
Aquí están algunos extractos de los muchos comentarios hechos por el Santo Padre
durante su reciente visita a los Estados Unidos:
- "El derecho a la vida es el primero de todos los derechos. Es el fundamento de las
libertades democráticas y la clave de la construcción de la sociedad civil. Como
Americanos y como seguidores de Cristo, los Católicos Americanos tienen que comprometerse
a defender la vida en todas sus etapas y situaciones."
- "A veces la exorbitante riqueza de América con frecuencia esconde mucha privación
y pobreza. Tenemos por lo tanto que hacernos una básica pregunta: ¿Ha perdido la gente
que vive en las grandes ciudades el punto de vista o sentido de las bendiciones que
pertenecen a los pobres de espíritu?"
- "Vosotros estáis llamados a defender la vida! Estáis llamados a respetar y
defender el misterio de la vida siempre y en todo lugar...Defended la vida de las personas
de edad y de los disminuidos físicos, contra los intentos de promocionar el suicidio
asistido y la eutanasia! Defended el matrimonio y la vida de familia! Defended la
pureza!"
- "La familia está colocada en el centro de la gran pugna entre la vida y la muerte,
entre el amor y todo lo que es opuesto al amor. La familia por tanto está en el corazón
de la misión de la Iglesia y su preocupación por la humanidad."
- "Todas las generaciones de americanos necesitan saber que libertad no consiste en
hacer lo que nos gusta, sino en tener el derecho a hacer lo que debemos."
- "Estoy hablando desde vuestros más fundamentales documentos: La Declaración de
Independencia, la Constitución, la Declaración de los Derechos Humanos-y os digo de
nuevo, América, a la luz de vuestras propias tradiciones: amen la vida, aprecien la vida,
defiendan la vida desde la concepción a la muerte natural." 17
El Vaticano II nos dice: "Descendiendo a consecuencias prácticas de máxima
urgencia, el Concilio inculca el respeto al hombre; de forma que cada uno, sin excepción
de nadie, debe considerar al prójimo como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y
de los medios necesarios para vivirla dignamente, no sea que imitemos a aquel rico que se
despreocupó por completo del pobre Lázaro.
"En nuestra época principalmente, urge la obligación de acercarnos a todos y de
servirlos con eficacia cuando llegue el caso, ya se trate de ese anciano abandonado de
todos, o de ese trabajador extranjero despreciado injustamente, o de ese desterrado, o de
ese niño nacido de una unión ilegítima que debe aguantar sin razón el pecado que él
no cometió, o de ese hambriento que recrimina nuestra conciencia recordando la palabra
del Señor: Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo
hicisteis (Mt 25,40).
"No sólo esto. Cuanto atenta contra la vida-homicidios de cualquier clase,
genocidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado; cuanto viola la integridad
de la persona humana, como por ejemplo, las mutilaciones, las torturas morales o físicas,
los conatos sistemáticos para dominar la mente ajena; cuanto ofende a la dignidad humana,
como son las condiciones infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las
deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o la s
condiciones laborales degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de
lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana: todas estas
prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan la civilización
humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al
honor debido al Creador." 18
Martin Luther King, Jr., nos ha dejado estas palabras: "El enfoque no violento no
cambia inmediatamente el corazón del opresor. Primero influye los corazones y espíritus
de los que se comprometieron en la no-violencia. Les da un nuevo respeto a sí mismos; les
recuerda fuentes de energía y valor que ellos no sabían que tenían. Y finalmente,
alcanza al adversario y remueve su conciencia para que la reconciliación llegue a ser una
realidad." 19
Señor Jesús, Pastor Principal del Rebaño, consagro mi vida sacerdotal a tu Corazón
traspasado en el Calvario por nuestro amor. De tu Corazón traspasado nació la Iglesia,
la Iglesia a la que me has llamado, como sacerdote, para servir de la manera más selecta.
Revelas tu Corazón como el símbolo de tu amor en todos sus aspectos, incluyendo el más
delicado amor por mí, a quien has elegido como tu sacerdote-compañero. Ayúdame siempre
para entregar mi vida en servicio a Dios y al prójimo. Corazón de Jesús: ¡yo pongo en
Tí mi confianza!
Bienaventurada Virgen María, me consagro a tu maternal e Inmaculado Corazón, este
Corazón que es el símbolo de tu vida de amor. Tú eres la Madre de mi Salvador. Tú eres
también mi Madre. Tú me quieres con el más selecto amor como si fuese tu único
hijo-sacerdote. Y en respuesta, me entrego enteramente a tu amor y protección maternal.
Tú seguiste a Jesús a la perfección. Tú eres el primer y perfecto discípulo.
Enséñame a imitarte en la forma de presentar a Cristo. Sé mi maternal intercesora para
que a través de tu Corazón Inmaculado yo pueda ser guiado a una unión cada vez más
cercana al traspasado Corazón de Jesús, Primer Pastor del Rebaño, que me conduce al
Padre en el Espíritu Santo.
Como las palabras finales del acto de consagración nos recuerdan, Jesús nos conduce
al Padre en el Espíritu Santo con María a nuestro lado. El Espíritu santo desea
formarnos cada vez más en una semejanza a Cristo de acuerdo al modelo de muerte y
resurrección de Jesús. María nuestra Madre coopera con el Espíritu, de quien ella es
esposa, en este proceso. Cada día, obviamente, deberíamos rezar al Espíritu Santo. Hay
muchas maneras de hacer esta oración. Podemos hacerlo simplemente volviendo nuestra
atención al Espíritu en los distintos momentos del día a la vez que le pedimos ser
guiados por El. Este método puede ser complementado diciendo ciertas oraciones
establecidas. Aquí está una de éstas: "Ven Espíritu Santo, Poderoso Santificador,
Dios de amor, que llenaste a la Virgen María con tu gracia, que maravillosamente
cambiaste los corazones de los apóstoles, que dotaste a todos tus mártires de encendido
valor, ven y santifícanos. Ilumina nuestra mentes, rectifica nuestro juicio, enciende
nuestros corazones, y presérvanos de caer en la desgracia de resistir a tus
inspiraciones. Amen."
Agradecemos a todos los que han tomado su tiempo para escribirnos. Sus cartas son muy
apreciadas. Por falta de espacio sólo publicamos algunas.
Querido Padre Ed,
Gracias por su publicación "Pastores de Cristo." Disfruté mucho las
publicaciones de Julio y Agosto, las dos eran muy buenas y entusiastas. Que el Espíritu
Santo penetre su mente con nuevas ideas para animar a sus hermanos sacerdotes.
Fraternalmente en Cristo,
P. John Turk
Warren, Ohio
Querido P. Ed,
Con todas la erróneas citas y torcidas interpretaciones de las enseñanzas católicas
en nuestra prensa diaria, es agradable tomar "Pastores de Cristo" y leer un poco
de la sólida Enseñanza Católica. Continúe el buen trabajo.
Gracias por su publicación.
P. Werner Verhoff, C.PP.S.
Querido P. Carter,
Me agradó mucho que me escribiera. Puedo imaginar la cantidad de trabajo que tiene
para publicar los ejemplares de sus cartas para los 45,000 sa-cerdotes y la preparación
para enviarlos a sacerdotes en otros países. Le felicito por enviarlo gratis...
Recibí sólo dos ejemplares. Me gustaría recibir todos. Su publicación es una mina
de pensamientos e inspiraciones...
...en mi humilde opinión, ánimo es lo que más necesitan los sacerdotes hoy. Todos
debieran mostrarles su aprecio...por soportar las cargas de los que abandonan o no vienen.
Admiro a la gran mayo-ría de sacerdotes jóvenes por su espiritualidad.
Respetuosamente suyo en los Sagrados Corazones de Jesús y de María
P. Leonard Currieri, M.SS.CC.
Linwood, New Jersey
Querido Ed,
En el auténtico espíritu de S. Ignacio Vd. ha captado la esencia de algunos de los
grandes santos de la Iglesia. Encontré sus selecciones verdaderamente inspiradoras y
robustecedoras de las creencias que tienen que estar en el centro de la vida de todo
sacerdote. Gracias y continúe esta publicación que necesitábamos hace tanto tiempo.
P. Jim Wysocki,
Marine City, Michigan
- Las citas bíblicas son tomadas de La Nueva Biblia Latinoamerica, Ediciones Paulinas
(Madrid) y Verbo Divino (Estella, Navarra).
- Basil Pennington, O.C.S.O., en El Nuevo Diccionario de Espiritualidad Católica, The
Liturgical Press, pp. 665-666.
- El Papa Juan Pablo II en Cruzando el Umbral de la Esperanza, Alfred A. Knopp, p. 18.
- El Papa Pablo VI, La Devoción a la Virgen María (Marialis Cultus), United States
Catholic Conference, Nos. 46-47.
- Dom Hubert Van Zeller, Más Ideas sobre la Oración, Templegate, p. 112.
- El Papa Juan XXIII, El Cura de Ars y el Sacerdocio, Carta Encíclica, Paulist Press, p.
16.
- Thomas Merton, Semillas de Contemplación, New Directions, pp. 127-128.
- Hans Urs Von Balthasar, La Oración, Sheed & Ward. p. 53.
- Santa Teresa de Jesús, "El Castillo Interior," Bk. VI, Ch. 7, segun Los
Trabajos Recopilados de Santa Teresa de Jesús, y traducidos por Kiernan Kavanaugh,
O.C.D., y Otilio Rodriguez, O.C.D., ICS Publicaciones, Vol II, p. 399.
- El Catecismo de la Iglesia Católica, #1409,
- Henri Nouwen, Corazones Inflamados, Orbis, p. 30.
- El Cruzado de Fátima, Verano 1992, p. 30.
- Thomas McKenna, C.M., El Nuevo Diccionario de Espiritualidad Católica, The Liturgical
Press, p. 662.
- St. Gregory of Nyssa, Liturgia de las Horas, Catholic Book Publishing Co., Vol. IV, p.
555.
- Dom Hubert Van Zeller, op. cit., p. 91.
- "Sobre el Ministerio y Vida de los Presbíteros," Documentos del Vaticano II.
Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, #3.
- El Papa Juan Pablo II, en El Interior del Vaticano, Noviembre, 1995.
- "Sobre la Iglesia en el Mundo Actual," Documentos del Vaticano II, op. cit.,
#27.
- Martin Luther King, Jr., Visión Mistica, recopilado por Andrew Harvey y Anne Baring,
Harper, p. 168.
website: http://www.SofC.org
E-Mail: info@SofC.org
1995, NOVIEMBRE/DICIEMBRE
Pastores de Cristo
Los Ministerios de Pastores de Cristo
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Pastores de Cristo, una publicacíon de espiritualidad para sacerdotes,
se edita cada dos meses por Shepherds of Christ ministries, P.O. Box 193 Morrow, Ohio,
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Unidos, y se está extendiendo internacionalmente, sus donaciones son muy importantes para
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dirección de los recién ordenados. El permiso de reprodución está garantizado para uso
no-comercial. Editor P. Edward Carter S.J., Profesor de Teologia en la Universidad Javier
en Cincinnati, Ohio, USA, es el Director Espiritual para Shepherds of Christ Ministries.
Presidente de la Junta de Directores: Gerry Ross. El Director Administrativo: Larry
Memering. También dedicado al progreso espiritual de los sacerdotes está funcionado una
red de conexión mundial de capítulos de oración para laicos/religiosus, Asociados a
Pastores de Cristo, Director Internacional: Bonnie Kaelin; Sacerdote-Ayudante: P. Dennis
Cousens.
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